Estamos en una coyuntura contradictoria, dirían algunxs, pues por un lado se van logrando importantes sentencias contra la impunidad, como la del caso de los estudiantes desaparecidos Keneth Ansualdo y Martín Roca, y muchos nos animamos a pensar que se avanza en el proceso de reconciliación, construida a partir de justicia y paz. Por otro lado se sataniza a aquellos familiares de SL que buscan dar digna sepultura a sus familiares asesinados en el frontón, se obstaculiza a los familiares del MRTA, como yo, cuando luchamos contra la impunidad en los casos de asesinatos extrajudiciales, o cuando lxs hijxs de militantes de cualquiera de estas organizaciones ejercemos nuestro legítimo derecho a hacer polítca.
Me interesa ir más allá de estas “evidencias”, para en el mejor de los casos generar debates, y complejizar la comprensión de lo que sucedió en nuestro país en los años 80 y 90, sus causas y consecuencias en el presente, pues una mejor comprensión de este periodo y sus impactos aportará a la construcción de la sociedad que queremos. Más aún, cuando estamos hoy ante un proceso nacional que está generando mucha esperanza y fe en que la realidad cambiará.
Primero lo primero, estoy convencido que la derrota de SL y el MRTA en los 90, no sólo ha supuesto para nuestra sociedad la derrota de dos grupos armados y el triunfo de la llamada “pacificación”. Supuso también la derrota de todo lo nuevo que se venía gestando, pues lo que el Terrorismo de Estado(1) se encargó de realizar, no tuvo sólo el objetivo de acabar con estas organizaciones, también buscó acabar con el movimiento social, con la izquierda en su conjunto, con la ansias, luchas y esperanzas de
cambio de la gran mayoría de la sociedad peruana.
Esta forma en que “cerraron” este periodo de la historia peruana, marca nuestra sociedad hasta hoy, impactan nuestro presente acentuando la desconfianza y la amenaza, limitando nuestra posibilidad de construir proyectos colectivos, como la tan mentada reconciliación, y sobre todo aquellos que buscan una transformación social(2).
Además, es importante no dejar de lado, que esta división generalizada la incentivan grupos de poder económico, medios de comunicación y diversos sectores del Estado peruano. No deberíamos entonces fomentar más este panorama con nuestras propias constribuciones como individuos o grupos políticos.
En este sentido, no es menor que desde diversos sectores del Estado Peruano, se levante interesadamente el cuco del terrorismo y se asocie a todo. Este término no se usa sólo para señalar a lxs militantes de SL o el MRTA, hoy, si luchas por la defensa de tu territorio… terrorista, si marchas por la defensa de tus derechos laborales… terrorista, si protestas… terrorista. Es necesario que nosotrxs, lxs que buscamos transformar la realidad, nos distanciemos de esta maniquea acción Estatal.
Esto demuestra entonces que todo lo que supuestamente sólo fue para lograr la “pacificación” del país, y acabar con SL y el MRTA, estuvo y está también dirigido al conjunto de la sociedad, son mecanismos para el control social, que buscan generar miedo e impotencia para paralizarnos como individuos y como parte de una sociedad.
En contraposición a todo y esto, e incluso a pesar de, hoy en todo el Perú se viene generando un proceso que está logrando hacer renacer la esperanza en la real posibilidad de construir un Perú justo, soberano y en Paz. Este proceso tiene el enorme reto de seguir consolidándose y requiere de todas y cada una de las personas. Ese fenómeno no es sólo el FA y los distintos grupos y subgrupos que hoy lo integran y pugnan por “orientar” según sus propias verdades.
Ese fenómeno es mucho más grande, pues se encarna en los distintos pueblos que hoy defienden su territorio, en las organizaciones barriales de las ciudades que día a día se organizan para construir vida digna para todxs, en los miles de familirares a nivel nacional que diariamente siguen el camino por verdad y justicia.
Por eso es tan importante este periodo, no un grupo y otro, no un solx líder u otrx, no sólo de dónde venimos -historia- dónde estamos -coyuntura- o a dónde vamos -horizonte- sino todo. Es importante el proceso que se ha abierto, con los aportes, aciertos y errores de todxs, pues nos estamos devolviendo la esperanza y fe en que las cosas pueden cambiar, en que podemos hacerlo, en que es real que podemos construir esa sociedad sin impunidad, justa, soberana y en Paz.
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(1) Sólo una precisión, al referirme al Terrorismo de Estado, no me refiere a todo el Estado, pues seguramente hubieron muchos sectores del estado, de las fuerzas armadas y de las fuerzas policiales que no tuvieron estas prácticas y que muy por el contrario buscaron alternativas para el encuentro de la sociedad peruana.
(2) Antillón Najlis, Ximena (2008) La Desaparición forzada de Rosendo Radilla en Atoyac de Álvarez, Guerrero, México.